Si nunca has puesto un pie en la consulta de ginecología y, sólo nombrarte este hecho te aterroriza por leyendas escuchadas de potros de tortura e instrumentos propios de la inquisición, probablemente estas líneas te ayuden a saber mejor qué es lo que te puedes encontrar.

1. ¿Cuándo tengo que ir por primera vez al ginecólogo?
No existe una edad determinada para empezar, suele ser cuando se inician las relaciones sexuales. Sin embargo, en la adolescencia, aunque no se tengan relaciones sexuales es el mejor lugar donde te pueden informar sobre cómo funciona tu cuerpo, tus ciclos menstruales y, sobre todo, acerca de las relaciones sexuales y métodos anticonceptivos. Aclarar ideas en este momento evita problemas futuros.
2. ¿Quién es el ginecólogo?
Es el médico especialista en la Mujer (con mayúsculas) porque no sólo se ocupa de los órganos reproductores femeninos, que son los genitales, y de las mamas, sino que es el médico que acompaña a la mujer en las etapas más importantes de su vida, desde su inicio en las relaciones sexuales, el embarazo y el parto hasta la menopausia, explicando y orientándola para que esos pasos no se conviertan en problemas sino que se vivan de una manera natural y sin falsos mitos.
3. ¿Tiene que acompañarme mi madre?
Si ya te has decidido a ir al ginecólogo y se lo cuentas a tu madre, seguro que quiere acompañarte. Hay chicas a las que esto les da mucha tranquilidad y otras que no se van a encontrar a gusto ni totalmente libres de hablar de ciertos temas con su madre allí. El médico siempre respetará el deseo de confidencialidad de la paciente en este aspecto. Probablemente esta estupenda experiencia madre-hija debería seguir un flujo reverso, es decir, debería ser tu madre quien te sugiriera en un determinado momento que fueras por primera vez con ella al ginecólogo.

4. ¿Qué se le puede preguntar al ginecólogo?
TODO. No tengas miedo de hacerlo: va a resolver todas tus dudas, aunque tú creas que son tonterías. Puedes preguntar sobre tu cuerpo (como se está desarrollando, si crees que alguna parte no es normal…), sobre la regla (dolor, alteraciones del ciclo, tampones, compresas…), síntomas que notes (picores, flujo, dolor de mamas…) y puedes pedirle asesoramiento sobre temas relacionados con la sexualidad y los métodos anticonceptivos.
5. ¿En qué consiste una revisión ginecológica normal?
A parte de hablar de todo lo que hemos dicho anteriormente (que ocupa buena parte de la consulta) el ginecólogo va a realizar una inspección visual y una exploración de tus genitales, para ello es necesario, evidentemente, que te desvistas, al menos de cintura para abajo, y te debes de colocar en una posición en la que sean accesibles al médico; aquí entra en juego el famoso “potro” (aunque preferimos llamarlo sillón de exploración o mesa de exploración)Es un sillón o camilla que tiene unos soportes para que estés lo más cómoda posible con las piernas abiertas. ¿Qué buscamos? Se observan la vulva y su conformación y posteriormente hay que ver la vagina y el cuello del útero o cérvix, esto último es más difícil al estar al final de la vagina, para ello nos ayudamos de un espéculo (que es el instrumento ginecológico que peor prensa tiene en la calle). La introducción del espéculo en la vagina en mujeres que hayan tenido relaciones sexuales no tiene por qué ser dolorosa si la paciente está relajada (relajada quiere decir que no luches contra la introducción del espéculo). El médico será cuidadoso e irá a tu ritmo. Si ya lo hemos conseguido, podremos ver las características del cuello del útero y vagina y tomar muestras (citología, cultivos).
Con sus manos el ginecólogo obtiene mucha información acerca de muchas patologías ginecológicas, explorándote conjuntamente la barriga (parte baja) con una mano y con la otra en vagina.

La ecografía ginecológica es la prueba de imagen idónea para una revisión ginecológica rutinaria, son ultrasonidos, inocuos, y con ellos observamos el útero y los ovarios. Puede realizarse vía abdominal o vía vaginal, esta última normalmente en mujeres que ya hayan tenido relaciones sexuales, es la indicada la mayoría de las veces por su mejor resolución.
En función de otros factores y de la edad de la paciente, será necesaria o no la exploración mamaria.
Si no has tenido relaciones sexuales y tus síntomas requieren una exploración genital se usan espéculos llamados “virginales” (más finos que un tampón) para la exploración, la ecografía se suele realizar por vía abdominal.
En el cuidado y vigilancia de la salud de la mujer la revisión ginecológica ocupa un puesto fundamental y no debería omitirse por miedos, vergüenza o desconocimiento.